Después de nuestro visita de ayer a la zona del Encinarejo donde pudimos observar variada fauna pero donde el lince no apareció, hoy nos dirijimos hacia el Embalse de la Jandula, que es donde se suelen apostar más naturalistas y fotógrafos y donde más posibilidades de ver el lince se tienen. Dicen que la mejor época y cuando más se mueven los animales, es en septiembre y octubre con la berrea del ciervo y en diciembre y enero con el celo de los felinos. Pero bueno, es Agosto y yo no pierdo la esperanza.
Condujimos por una carretera estrecha todavía de noche y lo primero que descubrimos en la carretera es al curisoso y huidizo chotacabras gris o europeo (Caprimulgus europaeus), un ave nocturna que le gusta apostarse en los caminos y carreteras y que se alimenta de insectos que caza al vuelo. Se va clareando el día cuando llegamos al final de la zona asfaltada en la zona conocida como los Escoriales, una zona ganadera de toros bravos. Existen aquí dos caminos, debemos coger el que nos lleva hasta el Embalse de la Jandula. Pronto comienzan a aparecer familias de gamos (Dama dama) y de ciervos (Cervus elaphus). Vemos machos jóvenes que se van juntando, en breve llegará el momento de la berrea donde deberán cruzar sus fuerzas con los más fuertes. Junto a ellos vemos tamben rabilargos (Cyanopica cyanus) que se movilizan en bandos.
Unos dos kilómetros antes de llegar al embalse, veremos una cancela a la derecha que inicia una zona protegida donde se suelen soltar los linces que vienen de cautividad. Una zona de lomas suaves, cruzada por una arroyuelo que hoy lleva un tímido hilo de agua. Dicen que la curiosidad mato al gato, pero esta vez me dio un alegría. Lo que tenía que ser una simple parada técnica se convirtió en un encuentro, fugaz, pero encuentro con el lince ( linx pardinus). Al bajar del coche lo he asustado y se ha metido en el arroyo, un macho pardo precioso, he acertado a verle la cara cuando me miraba y la espalda al girarse. La hora siguiente la paso en aguardo, pero ya no vuelve. De todas formas ha sido un encuentro increible y emocionante que casi me hace saltar el corazón. Es mi segundo avistamiento en 47 años. No es para menos.
Me aposto de nuevo más adelante, a un kilómetro de aqui. Los abejarucos ( Merops apiaster) estan muy activos y las abubillas ( Upupa epops) tambien, sobre una rama logro "cazar" un alcaudón ( Lanius senator), un auténtica mini rapaz que es capaz de cazar lagartos y ratones. Curioso animal. Si seguimos más adelante, llegaremos a la zona de Las Lanchas y al pantano, pero me apostaré aqui ya que tengo buenas vibraciones. En el cielo comienzan a levantarse los buitres y con los prismáticos distingo conejos (Orictolagus cuniculus). Veo movimiento a unos mil metros, se mueven los matorrales en una vaguada ¡¡¡¡¡eureka¡¡¡¡ un mama lince y dos cachorros se mueven ligeros en busca del barranco y su frescura. Un encuentro impresionante, lejos, lejísimo pero certero. Que gran día de avistamiento. Corro cargado al final del barranco por si los veo salir. Es inutil, el calor los debe haber dejado retenidos en alguna sombra. No importa hoy he visto cuatro ejemplares de lince ibérico y eso, para una población de escasos 270 ejemplares en el mundo, es mucho. La foto es prestada ya que no iba preparado para tan larga distancia.
Hay dos lugares para alojarse que yo recomiendo, uno es Villa Matilde, una casona de campo sencilla pero amable con piscina, que es de agradecer y donde la naturaleza, la cocina vegetariana y el buen trato de sus dueños, son las estrellas y el otro, es el complejo de Los Pinos. Merece este la pena no solo por el alojamiento, sino por las gastronomía, las croquetas son increibles y los platos de caza muy recurridos. Ambos en la entrada misma del Parque Natural de la Sierra de Andujar.