El Baobab es un curioso árbol presente en la isla de Madagascar (en ella se encuentran 6 de las 8 especies de Baobab),
pero también podemos encontrarlos en el África continental y Australia.
Estos árboles tienen un tronco que adopta la forma de una
botella durante la etapa de su madurez (a partir de los 200 años) donde
almacenan grandes cantidades de agua para poder subsistir en épocas de sequía.
Su copa es inconfundible, formada por ramas cortas, gruesas y poco ramificadas.
Oscilan entre los 5 y los 30 metros de altura, y su diámetro puede superar los
11metros.
Su forma característica hace que este árbol esté en el
origen de numerosos mitos y leyendas de África. El baobab es conocido también como “el árbol girado”, de
acuerdo con una leyenda árabe que proclama que el demonio giró el árbol y lo
plantó al revés, con las raíces encima.
Otro señala que, en los primeros días del mundo, los
dioses repartieron semillas entre todos los animales para que las plantaran. Las
del baobab se las dieron a la hiena, y ésta, un poco torpe y enojada por
haberlas recibido en último lugar, decidió plantarlas al revés.
Otra leyenda cuenta que el baobab, consciente de su fuerza y presencia, llegó a desafiar a los dioses, y éstos, le castigaron por su osadía y le condenaron a crecer al revés con la copa bajo tierra y las raíces al viento.
Otra leyenda cuenta que el baobab, consciente de su fuerza y presencia, llegó a desafiar a los dioses, y éstos, le castigaron por su osadía y le condenaron a crecer al revés con la copa bajo tierra y las raíces al viento.
Pero la fama de este árbol se extiende más también en la
literatura. En El Principito, su protagonista estaba preocupado por si los
baobabs, esos “árboles tan grandes como iglesias” crecían y hacían explotar su
asteroide. Y en el Rey León también aparecen baobabs, y es donde Rafiki crea su
hogar.
El Baobab es el árbol nacional de Madagascar, siendo algunas de sus especies endémicas sagradas por sus habitantes. Algunos de estos árboles pueden llegar a tener más de 1000 años (aunque se han registrado algunos de hasta 4000 años).
Estos árboles son de gran valor para los nativos de la isla: el aceite de sus semillas es comestible, el tronco sirve de alimento para el ganado cuando hay sequía o cuando aún los pastos no han brotado, y utilizan la madera para fabricar embarcaciones.
Puedes disfrutar de estas maravillas de la
flora de esta isla, junto con los lémures y sus playas paradisíacas en la
expedición que Ecowildlife ha organizado a Madagascar.
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