Esta mañana nos hemos propuesto un gran reto, imitar al gran gurú Padmasmabhava y volar hasta el nido del tigre en el valle de Paro, por encima de los 3.000 metros de altura, toda una proeza pero si el gurú lo hizo por que nosotros no vamos a poder. El monasterio budista de Taktshang es conocido como el Nido del Tigre. Colgado en una pared vertical, a 3100 metros sobre el nivel del mar, ha llamado la atención de viajeros, cineastas y turistas de todo el mundo. Desde nuestro hotel lo vimos nada más llegar y desde ese instante, pisar sus lozas se volvió nuestro obsesión.
El monasterio, que comenzó a construirse en 1692, honra la memoria del gurú indio Padmasmabhava, que introdujo el budismo en Bután. Cuenta la leyenda que en el siglo VIII llegó a esta montaña desde Khenpajong a lomos de una tigresa y le impresionó tanto el lugar que estuvo meditando en él durante tres años, tres meses, tres semanas, tres días y tres horas. Y no me pregunten sobre eso, son las cosas que nos explican los guías y tenemos que creerlas al pie de la letra..., ellos a veces tampoco saben la respuestas o tienen una como latiguillo que van repitiendo todo el día. En este pequeño país apenas hay cultura de turismo y los guías todavía les falta mucho que aprender.
Taktshang es un símbolo cultural para Bután. Tras sufrir un incendio en 1998, en el que se perdieron valiosas pinturas y esculturas, los trabajos de restauración nos lo han devuelto en todo su esplendor. El conjunto se divide en cuatro templos principales, que parecen surgir de la montaña y se conectan por escaleras de piedra directamente esculpidas en la roca. Todos ofrecen una perspectiva diferente del valle y en cada uno de ellos cabe un momento de reflexión. También hay cuatro cuevas, con fácil acceso, que merecen una visita. Destaca Tholu Phuk, la gruta donde dicen que Padmasambhava entró montado en la tigresa y en la que decidió quedarse a vivir.
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