Ladakh es una región en el estado indio de Jamu y Cachermira delimitada por la cordillera del Himalaya en el sur. Nada tiene que ver esta zona con la típica imagen que nos viene a la cabeza cuando pensamos en India.
La población pertenece a diferentes etnias y mayoritariamente son
budistas tibetanos, a diferencia del territorio restante de Cachemira
que son musulmanes. La gente es modesta, pero generosa, hospitalaria y entrañable.
Muy admirado por la belleza de sus montañas remotas y su cultura primitiva, en ocasiones Ladakh es conocido como el "Pequeño Tibet". El paisaje lunar y los monasterios milenarios enclavados en la roca desnuda recrean una extraña y emocionante sensación. Los valles surcados por ríos míticos, como el Indo, cuyas aguas turquesas contrastan con las montañas de tonos ocres y rojizos, recrean un escenario que parece de otro planeta.
El punto de partida más habitual de cualquier expedición es la ciudad de Leh a 3.650 metros de altitud. Muy recomendable es la visita del monasterio de Alchi, que data del S. IX y alberga alguno de los mejores murales y frescos de iconografía budista.
El monasterio de Lamayuru es una parada que también merece la pena. Enclavado en lo alto de una peña desgastada, circundado por elevadísimas cimas y por un lago desecado, hacen de este antiquísimo Gompa un lugar de ensueño.
La fauna de Ladakh posee muchos puntos en común con la de Asia Central. A pesar de ser una zona árida, posee una gran diversidad de aves y numerosas especies de montaña como el baral, el ibex, el leopardo de las nieves, el antílope y la rara gacela tibetana. También es posible encontrar ejemplares de la oveja Urial tibetana, el asno salvaje y el zorro de arena.
Ladakh constituye una región de infinita belleza y un lugar anclado en el tiempo que es frecuentado por viajeros que buscan aventura en lugares inhóspitos. Ecowildlife ha organizado una expedición el 13 de septiembre.
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