El lobo se ha
erigido en protagonista de varios de los momentos vividos por nuestros viajeros
en los distintos tours de naturaleza que hemos guiado por Rumania desde hace ya
algunos años.
Lo cierto es que
desde nuestra primera expedición a los espacios naturales rumanos entendimos de
la dificultad para observar a esta especie allí. Aquel viaje se saldó con unos
sobrecogedores aullidos entre la niebla y algunos rastros. Quedaba claro que el
lobo no podía ser objetivo prioritario, puesto que la naturaleza abrupta y
boscosa de las montañas transilvanas y lo esquivo de la especie no lo hacían
recomendable, por no levantar expectativas difíciles de cumplir.
Pero en las
sucesivas ocasiones, los lobos de Transilvania nos han querido obsequiar con
observaciones maravillosas con la potencia y el misterio únicos en la especie. Los hemos rastreado
por esas autopistas embarradas que son las pistas forestales de aquellas
montañas. Es tal la densidad de grandes carnívoros que las utilizan que no es
raro que unos pisen la pista de los otros, dándose la afortunada circunstancia
para el rastreador de observar huellas de oso pardo que contenían otras de
lince boreal, de lobo e incluso de tejón y lobo.
Hemos escuchado las
historias sobre la coexistencia entre lobos y humanos que pueblan los bosques
de hayas y piceas, de boca de quienes las viven a diario. Relatos que hablan de
la inteligencia, de la capacidad para la estrategia del cánido, pero también de
la guerra inacabada que les declaramos hace milenios, de las hierbas que se
utilizan para envenenarlos sin dejar rastro y burlar las leyes que regulan su
caza
.
Hemos sabido de su
extinción en los años 50 del siglo pasado en el inmenso humedal del Delta del
Danubio, aunque aún existen libros que lo citan allí erróneamente, donde se le
conoció como “zorro de los pantanos”.
Los hemos observado
segundos fugaces atravesar un prado al galope. O moviéndose precavidos por
entre los árboles frente a nuestro hide durante horas de maravillosa
observación. Aunque el principal
objetivo de los tres grandes carnívoros de Rumanía es el oso pardo, al que
hemos observado en todos nuestros viajes a aquellos bosques, no pierdo la
esperanza de volvernos a encontrar otra vez cara a cara con los legendarios
lobos de Transilvania.
El próximo Jueves presento esta expedición en Barcelona, tenéis la información en este enlace y si querÉis acompañarnos a Rumania podéis descargaros el programa desde este otro enlace.
JOSÉ CARLOS DE LA FUENTE
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