Me despedía del equipo de guías de Ecowildlife Travel en Kenia, bromeaba con Alex, de la tribu masai. “Seguro de que si hay un león en el aeropuerto de Nairobi, tú lo encuentras” Y es que su facilidad para encontrar leones en el paisaje es casi prodigiosa.
Durante un mediodía
abrasador en Samburu, habíamos estado buscando leones durante nuestro
safari. En una zona arbustiva,
encontramos arañazos en el suelo típicamente felinos y los atribuimos a esta
especie, puesto que habían estado allí la noche anterior. Ahora, en un paisaje
más de sabana, el masai mira hacia una acacia lejana, dentro de un bosquete
adehesado, y se echa los prismáticos a
los ojos para confirmar lo que ya sabe. Leones.
Miramos hacia el
lugar señalado por él y vemos a un león desaparecer tragado por la tierra. Nos
acercamos al lugar y vamos entendiendo el escenario. El león se ha metido en un
agujero de facocero. Podemos ver el
surco oscuro en la tierra suelta y húmeda por donde el felino espeleólogo se ha
metido dentro del cado. Mientras, otro
león roe meticulosamente la calavera de
uno de estos jabalíes verrugosos.
Las madrigueras
subterráneas de estos suidos suelen ser
auténticos bunkers. Y cuanto más complejas en galerías y entadas, más les gusta
ocuparlas. Los jabalíes se introducen en ellas de culo por lo que quien entre
en el angosto peaje puede pagar un peaje
terrible si se encuentra en la oscuridad con la boca impresionantemente armada
de un facocero. Pero nadie se puede sentir absolutamente a salvo cuando te
están cazando los leones y esta vez, la fortaleza ha sido vulnerada.
La observación
lejana de los dos gatos nos ha hecho pensar que se trataban de dos leonas por
su ausencia de melena. Cuando el ejemplar que había entrado en la cueva sale de
ella subrepticiamente, comprobamos que son dos machos muy jóvenes. Conservan
incluso los ocelos que recuerdan un pasado forestal de la especie y que
mimetizan a los vulnerables cachorros
durante las primeras etapas de su vida. De forma normal, estas manchas
desaparecen a medida que los leones van adquiriendo la edad adulta. Se saludan,
son evidentes los lazos que los unen.
Los dos
adolescentes, muy probablemente hermanos de la misma camada, se levantan y dejan los despojos de su presa
atrás, internándose en la sabana con la barriga visiblemente llena de cerdo
salvaje. Mientras los dos felinos
abandonan la escena del crimen con parsimonia, veo que Rafa González
está mirando al cielo con sus prismáticos. Le recrimino en broma que tenga a
sus primeros leones salvajes a pocos metros y se despiste con un milano negro. Sin
embargo, su pasión ornitológica que persiste sin descanso, nos da otra alegría.
Detecta a dos águilas rapaces que bajan hasta la acacia.
Las dos rapaces
repasan las piltrafas del festín de los leones.
La clave del hallazgo de la pareja de águilas ha sido sin duda observar
desde el cielo a los dos hermanos abandonar la sombra del árbol solitario. A
pesar de la vista prodigiosa de las accipitriformes, difícilmente habrían
podido ver los restos del facocero ocultos bajo la copa de la acacia. Sin duda,
han relacionado la presencia de los grandes gatos con una oportunidad que
merecía la pena prospectar.
La relación entre
carroñeras y grandes depredadores es conocida. La observación de las grandes
aves advierten a los carnívoros oportunistas de una posible fuente de fáciles
proteínas, y también ocurre a la inversa como hemos podido comprobar en esta
maravillosa observación. El video que acompaña, ilustra fielmente lo que allá vivímos.
Cada safari es
diferente y los maravillosos y vastos espacios naturales de África oriental
ofrecen observaciones infinitas de la fauna salvaje. Si os apetece vivir la
experiencia, volvemos con un grupo a recorrerlos con una expedición de Ecowildlife Travel en Semana Santa 2019. Si te apetece acompañarnos, no dudes en pedir la información.
JOSÉ CARLOS DE LA FUENTE