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7 de agosto de 2018

LA VIDA EN LA SABANA(IV): LEONES vs ÁGUILAS

 
Me despedía del equipo de guías de Ecowildlife Travel en Kenia, bromeaba con Alex, de la tribu masai. “Seguro de que si hay un león en el aeropuerto de Nairobi, tú lo encuentras” Y es que su facilidad para encontrar leones en el paisaje es casi prodigiosa.

Durante un mediodía abrasador en Samburu, habíamos estado buscando leones durante nuestro safari.  En una zona arbustiva, encontramos arañazos en el suelo típicamente felinos y los atribuimos a esta especie, puesto que habían estado allí la noche anterior. Ahora, en un paisaje más de sabana, el masai mira hacia una acacia lejana, dentro de un bosquete adehesado,  y se echa los prismáticos a los ojos para confirmar lo que ya sabe. Leones.

Miramos hacia el lugar señalado por él y vemos a un león desaparecer tragado por la tierra. Nos acercamos al lugar y vamos entendiendo el escenario. El león se ha metido en un agujero de facocero. Podemos  ver el surco oscuro en la tierra suelta y húmeda por donde el felino espeleólogo se ha metido dentro del cado.  Mientras, otro león roe meticulosamente  la calavera de uno de estos jabalíes verrugosos. 

Las madrigueras subterráneas de estos suidos  suelen ser auténticos bunkers. Y cuanto más complejas en galerías y entadas, más les gusta ocuparlas. Los jabalíes se introducen en ellas de culo por lo que quien entre en el angosto peaje  puede pagar un peaje terrible si se encuentra en la oscuridad con la boca impresionantemente armada de un facocero. Pero nadie se puede sentir absolutamente a salvo cuando te están cazando los leones y esta vez, la fortaleza ha sido vulnerada. 

La observación lejana de los dos gatos nos ha hecho pensar que se trataban de dos leonas por su ausencia de melena. Cuando el ejemplar que había entrado en la cueva sale de ella subrepticiamente, comprobamos que son dos machos muy jóvenes. Conservan incluso los ocelos que recuerdan un pasado forestal de la especie y que mimetizan a los vulnerables  cachorros durante las primeras etapas de su vida. De forma normal, estas manchas desaparecen a medida que los leones van adquiriendo la edad adulta. Se saludan, son evidentes los lazos que los unen.

Los dos adolescentes, muy probablemente hermanos de la misma camada,  se levantan y dejan los despojos de su presa atrás, internándose en la sabana con la barriga visiblemente llena de cerdo salvaje. Mientras los dos felinos  abandonan la escena del crimen con parsimonia, veo que Rafa González está mirando al cielo con sus prismáticos. Le recrimino en broma que tenga a sus primeros leones salvajes a pocos metros  y se despiste con un milano negro. Sin embargo, su pasión ornitológica que persiste sin descanso, nos da otra alegría. Detecta a dos águilas rapaces que bajan hasta la acacia.

Las dos rapaces repasan las piltrafas del festín de los leones.  La clave del hallazgo de la pareja de águilas ha sido sin duda observar desde el cielo a los dos hermanos abandonar la sombra del árbol solitario. A pesar de la vista prodigiosa de las accipitriformes, difícilmente habrían podido ver los restos del facocero ocultos bajo la copa de la acacia. Sin duda, han relacionado la presencia de los grandes gatos con una oportunidad que merecía la pena prospectar.

La relación entre carroñeras y grandes depredadores es conocida. La observación de las grandes aves advierten a los carnívoros oportunistas de una posible fuente de fáciles proteínas, y también ocurre a la inversa como hemos podido comprobar en esta maravillosa observación. El video que acompaña,  ilustra fielmente lo que allá vivímos.

Cada safari es diferente y los maravillosos y vastos espacios naturales de África oriental ofrecen observaciones infinitas de la fauna salvaje. Si os apetece vivir la experiencia,  volvemos con un grupo  a recorrerlos con una expedición de Ecowildlife Travel en Semana Santa 2019. Si te apetece acompañarnos, no dudes en pedir la información.

JOSÉ CARLOS DE LA FUENTE

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