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23 de agosto de 2012

Caminar por Bialowieza

Polonia es un rincón escepcional. En los meses de verano, cuando su clima es más benigno, su naturaleza se despereza para dar paso a una riqueza y pureza sin igual. Uno piensa en lo que fue Europa y de lo que cada vez quedan menos reductos, como el caso del país polaco.
Tras sus mantos blancos, el verde aparece más intenso; los marrones, más penetrantes y la vida, más vida.
José Luis Rivera | Bialowieza
Caminar por sus espesos bosques se convierte en una suerte de viaje que podría estar desarrollándose en cualquier otra época. La sensación de estar paseando entre árboles centenarios, de estar en un lugar prácticamente vírgen, conservado e incorrupto. Un lugar en el que los ciclos vitales se continúan manteniendo. Cada especie, cada arbol, cada arbusto cuenta con su función. Un cometido vital idéntico al que desarrollaron sus antecesores y al que acometerán sus descendientes.
Polonia es uno de los reductos de la maravillosa Europa. El Parque Nacional de Bialowieza, el más grande en Europa, protege el bosque más primitivo de Europa y conocido por su reserva de bisontes. Su conservación le ha valido ser declarado Patrimonio de la humanidad y reserva de la Biosfera decretada por la UNESCO.
El Bosque de Białowieża es uno de los últimos restos del antiguo Gran Bosque de Lituania, un extenso bosque mixto que cubría gran parte de Europa central y oriental. Los árboles de hoja caduca más característicos son los fresnos, robles, tilos, olmos, alisos y carpes. En menor medida, aunque también muy abundantes, hay árboles de hoja perenne salpicados entre el resto. Los árboles de Białowieża son famosos por su tamaño y longevidad, pues entre ellos no escasean auténticos monumentos vegetales con más de 500 años de antigüedad y 50 metros de altura. 
En el parque habitan también otros ungulados como ciervos, alces, corzos, y jabalíes. Las aves y pequeños mamíferos son abundantes, así como los mustélidos (incluidos tejones y nutrias), zorros y gatos monteses. Sin olvidarnos de los bisontes que durante el verano se dispersan y resultan ser los mamíeros más espectaculares de Polonia, auténticos fósiles vivientes de nuestra biodiversidad.

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